No puedo (ni quiero) evitar sentir una mezcla de emociones al sentarme a redactar la siguiente reflexión. Me siento profundamente triste, acongojado, adolorido emocionalmente, impotente, enojado, frustrado, sí, algo de culpa; pero también con mucho deseos de insistir, de luchar, de continuar. Siento un mayor compromiso, hoy más que nunca, de seguir contribuyendo, con los medios que tenga a mi alcance, a una mejor promoción, prevención y atención de la salud mental.
Ayer por la noche me comunicaron de un nuevo suicidio consumado en mi amada ciudad de Valladolid. Uno más en lo que va del mes. Sólo hace, apenas, 15 días, un caso que sacudió a la población. Lo que me tiene altamente preocupado, es que, según las distintas investigaciones, por cada suicidio consumado existen el doble, o incluso el triple, de intentos suicidas, y la cifra aumenta muchísimo más si nos enfocados en la ideación suicida. Estamos hablando de decenas o cientos de personas que les pasa, en algún punto de sus vidas y sus circunstancias, la idea de dejar de vivir.
Y la pregunta que siempre surge será: "¿Pero por qué pasa esto? Si hay tantas razones para seguir". En realidad, abordar el tema del suicidio, es tocar uno de los temas más complejos que existen en el ser humano.
Me disculpo porque en esta reflexión no abordaré a profundidad sobre las múltiples y muy distintas causas que inciden en el suicidio (porque el suicidio es multifactorial), pero enfatizaré algunas que considero que cada una y uno de nosotros, debe considerar para trabajar, desde nuestros espacios, en la prevención de esta situación que afecta a todas las personas del mundo, ya que según los datos de la Organización Mundial de la Salud, cada 40 segundos ocurre un suicidio.
Una de las primeras y más importantes es alejar el mito de que una persona que afirma que se va a suicidar no lo va a hacer en realidad y que sólo quiere llamar la atención. Insisto en reafirmar que el suicidio es complejo, pero que una persona manifieste intención suicida es algo que requiere escucha, atención, y la creación INMEDIATA de una red de apoyo y contención (y de vigilancia), además de la búsqueda de apoyo profesional. Aunque a nosotros nos parezca que está exagerando, desde la perspectiva de la persona que siente ese deseo, no lo es. Por favor, si alguien cercano a ti te dice que tiene deseos de quitarse la vida, COMUNÍCASELO DE INMEDIATO A LA FAMILIA.
Otra más a considerar es que es una persona con deseos suicidas necesariamente tiene depresión. ¡No! Esto no es así. La depresión puede ser uno de los factores, pero en realidad, no es el único: perder el trabajo, problemas familiares, de pareja, enfermedades fuertes, crisis económicas, consumo de sustancias como alcohol, mariguana, drogas, sentimientos de insuficiencia, pobreza, inadecuado manejo emocional, otros trastornos mentales (como ansiedad, bipolaridad, brotes psicóticos, estados maníacos, algunos relacionados a la conducta y a la agresión), exceso de trabajo, baja o nula tolerancia a la frustración, falta de espacios de expresión emocional, represión emotiva, dificultades para establecer relaciones sociales, acceso a medios para la realización del acto suicida, haberlo intentado previamente, ser familiar o amiga/o de alguien que se suicidó, bullying, mobbing, sufrir violencia, acoso, haber tenido una experiencia traumática (como una violación, abuso sexual, amenaza grave de muerte), condiciones biológicas y neurológicas, haber sufrido un accidente grave, y un largo etcétera. Es importante saber que el suicidio es multifactorial y hay que considerar cada variable como relevante.
Un aspecto relevante a entender sobre el suicidio es que éste tiene una condición social. ¿A qué me refiero con esto? Que las situaciones sociales como guerras, normalización de la violencia, machismo, discriminación, modelos económicos, cultura, analfabetismo emocional, sobreexigencia, comparaciones con personas de redes sociales, perspectiva errónea sobre el éxito, construcciones erradas sobre el amor y las relaciones de pareja, imposiciones sobre la belleza y el bienestar, incertidumbre gubernamental, la falta de un tejido social fuerte, el exceso de consumo mediático y materialista, el individualismo excesivo, el uso desmedido de los aparatos tecnológicos, bajo acceso a una atención digna en salud, los mitos sobre la atención mental (acudir al psicólogo y/o al psiquiatra), contribuyen a la presencia del suicidio en nuestro entorno. Porque en cada uno de estos aspectos contribuimos todas y todos, y un primer paso para trabajar en la prevención, es ser conscientes y aceptar que en nuestras manos está el hacer algo. Pregúntate, ¿qué acciones puedo hacer para que, desde hoy, sea más inclusiva/o, promueva la paz, cree vínculos profundos con mi familia y amigas/os, disfrute más sin sobreexigirme, crezca emocionalmente, etc?
Hay mucho trabajo por hacer, no únicamente para prevenir el suicidio u otras condiciones graves, sino para construir una mejor sociedad, un mejor espacio para cada una de nosotros/as, para nuestros seres queridos, hijas e hijos.
¡Qué maravilloso será vivir en un lugar donde hablar de lo que sientes sea normal, donde hay respeto por las diferencias, donde se promueve la paz como alternativa para la solución de los conflictos! ¡Qué maravilloso será estar en un lugar donde se vive el amor!
En cada una de nuestras manos está. Yo, por mi parte, me comprometo a no desistir, a seguir, seguir, seguir, seguir y seguir, utilizando cualquiera de los medios para contribuir, aunque sea un poco, al bienestar de todas y todos.
Cualquier inquietud, duda, estoy a tus órdenes. Los medios de contacto los podrás encontrar en la parte inferior de la página.
Líneas de ayuda:
Consejería SAPTEL: 800 472 7835
UNAM: 555 025 0855
Locatel: 555 658 1111
Consejo ciudadano: 555 533 5533
UAM: 555 804 6444
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