El suicidio NO SE PUEDE PREVENIR
- Edgardo Flores
- 2 oct
- 4 Min. de lectura

Ésta fue una frase que, categóricamente, usó un ponente en un foro en el que estuve presente.
Debo reconocer que la frase la experimenté como "un gancho al hígado", porque causó disonancia en mí, ya que va en contra de todo lo que creo y de todo lo que promuevo.
Sin embargo, intenté no juzgar, sino comprender desde dónde lo decía. Ya anteriormente he vivido en carne propia el juicio y la señalización por algo que he dicho, y no es algo agradable que te definan por una frase no comprendida a profundidad.
¿Por qué esta persona afirmaba esto con mucha certeza? Porque, en parte, podría tener razón: una sola estrategia JAMÁS podría prevenir, por sí misma, el suicidio. ¿Qué quiere decir esto? Que un solo enfoque o una sola actividad, o una sola intervención, o el trabajo de una sola área, tiene baja probabilidad de prevenir un intento o una muerte por suicidio.
Sí, se lee desesperanzador (y así lo sentí), pero creo que hay una forma diferente de expresar lo que esté ponente (quiero pensar), quizo decir.
Si bien, no sería una frase que yo usaría, sí fue un balde de agua fría y un golpe de conciencia lo que está persona afirmó: no debemos trabajar solas ni solos, ni considerar que una sola acción, o una sola intervención, o la aplicación de una metodología desde una sola área o enfoque, responderá adecuadamente a la complejidad del comportamiento de riesgo suicida. NUNCA sería suficiente.

Hace algunos meses usaba esta imagen para explicar algo de la complejidad del suicidio; y escribo algo, porque es una representación incompleta sobre lo que hay debajo de cada muerte por suicidio.
El fenómeno es tan diverso, como diversa es la realidad humana, sin embargo, creo que es una invitación a considerar que los trabajos en prevención no deberían ser realizados en forma aislada, sino que habría que encontrar los mecanismos para que sea un abordaje los más transversal posible.
Únicamente, de esa forma, podríamos intentar incidir en la mayor cantidad de variables que favorezcan los elementos de prevención.
¡Claro que necesitamos charlas de sensibilización! Pero éstas serán insuficientes si una vez sensibilizadas las personas, no se da un seguimiento.
¡Claro que necesitamos tamizajes! Pero estos tamizajes serán insuficientes si no se cuenta con protocolos que acompañen a la persona identificada en condición de riesgo a que trabaje los diversos aspectos que configuran la presencia de dicha condición.
¡Claro que necesitamos más atención psicológica en diversos sectores! Pero más psicólogos y psicólogas serán insuficientes si no se atienden los aspectos estructurales que favorecen la presencia del malestar emocional.
¡Claro que necesitamos a más personas guardianes y guardianas! Pero esta acción será insuficiente si no hay un seguimiento, un apoyo, una red que aliente, guíe, sostenga el caminar de quienes anhelan ayudar.
¡Claro que necesitamos más intervenciones clínicas basadas en evidencia! Pero éstas podrían tener un impacto mínimo si los entornos sociales inmediatos de la persona consultante, no comprenden el papel relevante que tienen en el proceso de acompañamiento.
¡Claro que necesitamos acciones gubernamentales! Pero si únicamente tienen un enfoque en salud mental, están quedando cortas ante una realidad compleja del fenómeno suicida.
¡Claro que necesitamos políticas públicas! Pero sin un seguimiento de la sociedad civil, que exijan leyes basadas en evidencia científica y que dichas leyes se apliquen, de poco servirá.
¡Claro que se requieren más acciones de posvención! Pero, sin ese cambio en la percepción acerca de las muertes por suicidio, los estigmas con los que viven las y los sobrevivientes no disminuirán.
¡Claro que necesitamos más campañas en redes sociales! Pero la indignación sin acción no contribuye.
¡Claro que necesitamos que más voces y organismos se unan! Pero sin integración, seguirán siendo dispersos los resultados y las tasas de muertes por suicidio continuarán aumentando.
¡Claro que necesitamos que más personas se unan! Pero sin recursos, es complicado sostener, lo que sea que se esté realizando.
¡Claro que requerimos más actividades de prevención, intervención y posvención del suicidio! Sin embargo, si no atendemos las desigualdades sociales, la violencia estructural, el consumo de sustancias, las violencias de género, el machismo, la discriminiación, el bullying, el mobing, el abuso sexual infantil, las formas patológicas de concebir el amor, el efecto Werther, entro otros, no será suficiente.
Vivimos en una sociedad donde, poco a poco, pareciera disminuir nuestra capacidad de pensar críticamente. Estamos, cada vez más, adormilados, y únicamente siguiendo y persiguiendo aquello que nos han dicho que es el bienestar y la felicidad, comúnmente, algo que es consumible. No estamos cuestionando estos sistemas económicos que, literalmente, nos están destrozando como sociedad.
El mismo sistema ha creado los problemas a los que hoy nos enfrentamos y que ha traído resultados totalmente opuestos a los "prometidos".
Se nos prometió libertad, y hoy vivimos esclavizados y esclavizadas a premisas de consumo. Se nos prometió bienestar, sin embargo, la depresión, la ansiedad, el estrés crónico, el sentimiento de soledad, las muertes por suicidio, han ido en aumento. Se nos prometió unidad, y la ilusión del individualismo se experimenta cada vez más y más; se ha ido la unidad común, la comunidad.
El suicidio, y otros problemas con componentes sociales, son ese reflejo de una cultura que no ha generado aquello que prometió... o al menos, no lo ha favorecido para todas y todos.
Si has llegado hasta aquí, primero que nada, te agradezco, que hoy es un reto leer, ante la vorágine de estímulos visuales que ofrece un video, y sobre todo, corto; y segundo, quiero invitarte a crear unidad. Hoy más que nunca es lo que necesitamos: UNIDAD, integración, comunidad, sociedad, equipo.
Las diferencias, más que dividirnos, habría de ser una oportunidad para engrandecer las acciones que estamos haciendo.
Mis recursos, habilidades, conocimientos, nunca serán suficientes para atender en forma integral una problemática tan grande: unamos fuerzas, capacidades, talentos, perspectivas, conocimientos, recursos.
Busquemos, desde marcos éticos, científicos, sensibles, responsables, co-construir sociedades donde las personas sintamos que merece la pena vivir, que en sí, es la meta.
Cambiaré, entonces, el título de esta reflexión: El suicidio SÍ SE PUEDE PREVENIR... siempre y cuando colaboremos entre todas y todos y unamos fuerzas. ¿Estás conmigo?
Edgardo Flores Herrera
