La respuesta es más que obvia. ¡Todos queremos ser felices! Hasta ahora, no conozco a ninguna persona que no anhele felicidad. Aún cua
ndo estemos en desánimo, las personas anhelamos no sentirnos de esa manera y el poder encontrar la felicidad.
¿Pero dónde podemos hallar la felicidad? Ésta se ha convertido en el "santo grial" de la modernidad: todo mundo la busca, pero nadie sabe dónde hallarla.
Uno de los principales errores que cometemos al querer ser feliz es confundirla con el estar bien, con el placer o la comodidad. Obviamente todos queremos sentirnos bien, cómodos y placenteros, pero cuando esta sensación desaparece, la "felicidad" depositada en ello, también. Es lo que nos sucede cuando se acaba el fin de semana o las vacaciones: se terminan las comodidades y los momentos placenteros y regresamos a "la dura realidad"; como si en la dura realidad no pudiéramos ser felices.
Lo que tienes que saber, primero, es que la felicidad es una DECISIÓN, sí, así como lo lees, tú decides ser feliz, independientemente de las circunstancias, del momento por el que estés pasando, de los obstáculos o dificultades, la felicidad es una decisión, no simplemente un estado emocional.
Es verdad, las dificultades nos generan una percepción de malestar, pero podremos siempre decidir la actitud con la cual afrontar esos retos. Y ahí es donde radica otra forma en cómo ser feliz: mira las dificultades como RETOS más que como obstáculos. Un simple cambio de percepción puede ayudar a tu mente a desarrollar formas creativas de solución, en lugar de justificaciones y pretextos.
Haz EJERCICIO. Está comprobado cientificamente que el mantener una actividad física constante nos ayuda de muy diversas maneras: mejora el estado de ánimo, reduce la depresión, disminuye la ansiedad y el estrés, mejora la autoestima, etcétera. 30 minutos es más que suficiente, pero eso sí, se requiere la constancia para gozar de todos estos beneficios.
Realiza actividades que DISFRUTES cada cierto tiempo. Sé que el ritmo de vida que tenemos actualmente nos envuelve en tantas obligaciones que pocas veces nos damos tiempo para nosotros, pero es de suma importancia realizar pequeñas acciones que disfrutemos, tales como, ver la puesta del sol, tomar un rico té, comerse un chocolate, dar un paseo sin prisas, manejar bicicleta, conocer nuevos lugares, platicar con conocidos o desconocidos, mojarse en la lluvia, entre otros. Esto te ayudará a apreciar las pequeñas cosas y siempre te servirá para recargar pilas entre tanta presión.
No olvides AYUDAR a los demás. Hoy más que nunca el mundo necesita gente solidaria, que se preocupa por responder a las necesidades sociales que constantemente nos demandan como sociedad, pero en los cuales poco se ocupan. Al ayudar a otras personas, entramos en contacto con uno de los elementos más humanos que tenemos: el amor. Dar parte de nuestros recursos en la ayuda al necesitado siempre repercutirá en nuestra felicidad.
Dejemos de buscar aquello que siempre ha estado a nuestro alcance. Ojalá comprendamos que la felicidad no se encontrará nunca en lo material, ya que éste es efímero y pasajero, por lo que la supuesta felicidad, también lo será. Únicamente en elementos más trascendentes podemos depositar una felicidad constante y permanente.
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