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El amor es paz. Perspectivas sobre el amor no violentas ni transgresoras


Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer

25 de noviembre de 2019

Parque de Candelaria

Valladolid, Yucatán


A continuación les comparto las ideas que redacté para brindar la conferencia ”El amor es paz”.



A nombre de todos los hombres que han ejercido violencia, la ejercen o la ejercerán, les pido perdón. A nombre de todas las mujeres que no les han creído o les han juzgado, también les pido perdón.

A nombre de la humanidad que les ha relegado su papel en la historia, de corazón les suplico que nos perdonen.


Nada, absolutamente nada, justifica la violencia... y mucho menos, la violencia contra la mujer.



¿Cuál es la realidad de la violencia contra la mujer en el mundo y en México?


  • Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental. Los indicadores sobre acoso son aún mucho mayores.

  • Una de cada dos mujeres asesinadas, a nivel mundial, fue ultimada por su compañero sentimental o un familiar.

  • Aproximadamente 15 millones de mujeres jóvenes (entre 15 y 19 años) han sufrido relaciones sexuales forzadas en algún momento de su vida.

  • Cerca del 55% de las mujeres en la Unión Europea ha sufrido de acoso sexual desde los 15 años.

  • Nueve mujeres son asesinadas cada día en México.Veracruz es el estado más peligroso para las mujeres, según la SESNSP; le sigue el Estado de México. Yucatán ocupa el 6o lugar.

  • De enero a agosto de este año, 292 mujeres han sido víctimas de violencia sexual en la CDMX.

  • De 2013 a 2018 la percepción de inseguridad ha aumentado del 74.7% al 82.1% según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE).

  • Las mujeres manifiestan sentirse inseguras en diferentes espacios públicos y privados: cajero automático, transporte público, calle, carretera, mercado, parque, automóvil, escuela, trabajo y casa.

  • El 64% de los casos de violencia reportados por parte de pareja, novios, esposos, ex-novios, ex-esposos es severa o muy severa, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), 2016.


¿Qué es la violencia?


Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o puede tener como resultado un daño físico, sexual, psicológico [o emocional] para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la privada”.


¿Cuáles son los tipos de violencia contra la mujer?


  • Violencia económica

  • Violencia laboral

  • Violencia institucional

  • Violencia psicológica

  • Violencia física

  • Violencia sexual

  • Violencia simbólica



¿El amor es sufrimiento?


A continuación les daré varios ejemplos del cómo la violencia contra la mujer forma parte de nuestra cultura, y mientras no tomemos consciencia sobre ésta, mientras no la hagamos visible, será complicado erradicarla de raíz.

  • Hemos encendido la televisión por muchos años y hemos visto, en las novelas, cómo la protagonista pasa por muchas adversidades, por mucho llanto, y al final, se enaltece, porque esa bondad, ese amor, la llevan a merecer lo mejor. Nos enseñaron que sufrir está bien, porque un día la vida nos va a compensar.

  • Alguna vez escuché cómo se daba la noticia sobre el sexo a un grupo de amigas en una cafetería. Decía la futura mami: “me siento muy contenta, pero al mismo tiempo muy preocupada”. Sus amigas inmediatamente preguntaron el por qué, a lo que ella respondió: “porque es niña, y saben que las mujeres sólo venimos a sufrir al mundo; si fuera niño, sería mucho más fácil”. Nos hacen creer que el mundo de la mujer está lleno de sufrimiento.

  • En una ocasión, en una consulta psicológica, una pareja de mamá y papá me estaban contando sobre la situación de su hija, a la que llevarían a psicoterapia. El caso se asociaba al bullying, porque al parecer la niña estaba siendo molestada por un compañero de su salón. Me contaban que su hija en edad primaria, se quejaba de este niño, pero su abuelita le decía repetidamente: “tranquila, hija, lo que pasa es que a ese niño le gustas, por eso te molesta”. Desde pequeñas les hacen creer que es aceptable que el afecto, el interés, tenga cierto grado de agresión.

  • ¿Han visto que sucede cuando una niña empieza a jugar “brusco”, fuerte? Inmediatamente, hay personas que intentan controlarla, contenerla, porque esos no son juegos para niñas, que si juega con niños es probable que las lastimen, que una mujer debe enfocarse más a juegos tranquilos, delicados, pasivos. La sociedad, el mundo, les hace creer que son débiles.

  • Recuerdo que una de tantas citas, tuve a una chica que acudió para atender ciertos detalles que tenía en su relación. El problema principal eran los celos de él. Unos celos enfermizos, controladores, violentos. Me contaba que ya lo había compartido a familiares y amigas, y lo que le hacía sentir confundida, es que la mayoría le decía que los celos son normales, que son parte del amor, que, incluso, la falta de celos sería reflejo de falta de interés por parte de él. Hemos sido educadas y educados en creer que los celos no son aceptables.

  • Recuerdo a otra mujer en el consultorio que había sido enviada por su esposo para que trabajara sus celos “enfermizos”. Ella estaba presentando cuadros de ansiedad y preocupación excesiva, porque había descubierto algunas infidelidades de la pareja. Cuando ella le reclamaba a él, él sólo afirmaba que era lo “normal”, que eran sólo aventuras, pero, al final, a quien verdaderamente amaba era a ella. Se ha normalizado que los hombres son de cierta manera y no pueden ser diferentes.

  • Estoy, casi, seguro que alguna vez han escuchado “tienes que sacrificarte por tus hijas e hijos”, “no es justo que dejes a los niños y niñas sin la figura paterna”, “los vas a hacer sufrir si lo dejas”, “por ellas y ellos vale cualquier sacrificio”. Les enseñaron que no importaba lo que sucediera, que la familia y los hijos e hijas eran prioridad.

  • Una amiga que trabaja en la fiscalía de una ciudad del centro del país, me contó el caso de violación a una chica por parte de su compañero del trabajo. Ella le había contado a sus amigas y a sus familiares, después de mucho tiempo, ya que sentía vergüenza, culpa e inseguridad. Había dejado de comer, sufría de insomnio, se sentía sucia, ansiosa, angustiada y temerosa. Tanto su familia como sus amigas le preguntaban insistentemente, “¿Pues qué hiciste para provocarlo? Si ya sabes cómo son los hombres, por qué te quedaste sola con él, por qué tenías esa ropa, por qué no le dijiste que no querías”. Desafortunadamente, y de forma estructural, a la mujer se le suele culpabilizar de lo malo que le sucede.

  • Mario llegó junto a María a una sesión de pareja. Él reclamaba que María no le daba atención, decía que todo el tiempo estaba ocupada, que no tenía tiempo para él, que entre el trabajo y la escuela le hacía muy poco caso. A él no le parecía justo y demandaba más atención, porque, “para qué tener novio si se le va a ignorar”. Se les enseñó que sus sueños y deseos no eran importantes, que una vez que se tiene pareja, ésta se convierte en su prioridad.

  • Cristina dejó de ver a sus amigos y amigos, ya “no tenía tiempo” para salir con ellas y ellos. También cambió su forma de vestir, y paulatinamente, su forma de actuar. Ahora estaba más aislada. Dejó el fútbol, que tanto le gustaba, así como el grupo de jóvenes al que pertenecía. Ya no era la misma Cristina sociable de antes. Les han hecho creer que estar en pareja es perder libertad.

  • Un día recibí un mensaje de una mujer que me explicaba su situación. Me decía que estaba ya harta de lo que estaba viviendo. Su pareja le gritaba, la insultaba, le culpabilizaba de todo lo incorrecto que sucedía, además de que vivía alcoholizado, y en varias ocasiones la golpeaba. Lo más triste del mensaje no era lo que me contaba, sino que, al final, a pesar de insistirle que tenía que ponerse como prioridad y protegerse, me dijo: “no puedo hacer nada, es la vida que me tocó”. Nos hacen creer que existe un destino del que no podemos escapar, y sólo les queda resignarse a éste.

  • A una madre se le admira por su entrega, por su entereza, por su dedicación, por su sacrificio, por su abnegación. Una madre es capaz de todo por sus hijas e hijos. Pero también es una realidad que una madre se cansa, tiene un límite, incluso hay ocasiones que se harta, necesita salir, interactuar con otros adultos, pero se les ha enseñado que el amor de madre es sacrificio y abnegación (negación de sí misma).

  • Recuerdo perfectamente a Lupita. La primera vez que la tuve en el consultorio no paró de llorar en más de 30 minutos. Tenía tanto que sacar. Se sentí abrumada y, particularmente, sola. Me contó que, a partir de que empezó a tener problemas con su pareja, acudía a su madre para recibir apoyo y contención, sin embargo, su madre siempre le insistió que “la ropa sucia se lava en casa”, y que no tenía que ir de chismosa con nadie más contando los problemas que tenía con su pareja. Se les insistió en que callar, aguantar, era lo mejor.

  • ¿Qué se suele decir cuando vemos a una mujer llorando, o cuando, manejando, un auto hace una maniobra inadecuada? “Tenía que ser mujer”. Desafortunadamente el concepto de mujer se asocia constantemente a la de incapacidad, debilidad, necesidad de ayuda, necesidad de protección. Las educaron para creerse débiles, necesitadas, desamparadas.

  • “Eres una princesita, qué bonita, que delicada, que hermosa”. Una niña crece escuchando estas palabras de forma constante. “Mira que linda se ve con ese vestido. Que espectacular se ve con el maquillaje para el bailable. Es una coqueta”. Muy pocas veces se le dice a una niña “qué valiente, qué aguerrida, qué audaz, eres toda una líder, qué fuerte”. La cultura les enseña a que el valor estético es de los más importantes.

Como nos podremos dar cuenta, la violencia contra la mujer, desafortunadamente forma parte de nuestra cultura, la tenemos tan introyectada, que el primer paso para lograr el cambio es darnos cuenta de lo que es incorrecto, y a partir de esa conciencia construir una sociedad que se base en la igualdad y la equidad.



El amor es...


Quiero compartirles algunas ideas sobre el amor que nos ayudarán a erradicar la violencia contra la mujer y las niñas y a construir una mejor sociedad:


  • El origen del amor es el amor propio. No, no es egoísmo ni egocentrismo, es algo prioritario. En la medida que cada una de nosotras esté bien, podremos compartir ese bienestar con las y los demás.

  • Somos perfectamente capaces de ser felices por nuestros propios medios. Atrás hay que dejar las ideas que han afirmado que únicamente se es feliz al lado de alguien, que necesitamos un complemento. Somos seres perfectamente completos.

  • El amor es una decisión, no una necesidad. Yo le he dicho a mi esposa constantemente que no la necesito para ser feliz ni ella a mí necesitarme para serlo. Cada una de nosotras/os es responsable de su propia realización personal, y a partir de ello, crear vínculos con otras personas, insisto, no por necesidad, sino por decisión.

  • No es no. El amor no permite que se nos ultraje ni se nos violente. El amor busca el crecimiento de la persona, su desarrollo; se basa en el respeto y la aceptación, por lo tanto, es capaz de reconocer cuando una persona está indispuesta y, por amor, aceptar esa respuesta.

  • No están solas. Es de suma importancia crear redes de apoyo (sororidad); espacios donde no se sientan juzgadas, sino apoyadas, comprendidas, valoradas. Necesitamos construir una sociedad que deje de enfrentarnos, enfrentarlas, y trabajar para tener una sociedad más compasiva.

  • La corresponsabilidad es la base de una sana relación. A la mujer no se le debe ayudar. La afirmación, por parte de la pareja, de que se le ayuda en casa y con los hijos, sólo sigue perpetuando la idea de que es responsabilidad de ella, y la pareja sólo (cuando se le pide) lo hace. Hoy debemos ser conscientes que una relación de pareja se construye a base de ser corresponsables, tanto del proveer como de administrar, educar, cuidar, brindar afecto, limpiar, etc.

  • Siempre se es una misma, no importando las circunstancias ni la pareja. Ser una misma es un derecho de todas. El amor no es limitación, es libertad, la libertad de ser tú, de divertirte con tus propios amigos y amigas, de perseguir tus propios sueños y metas, de desarrollar tus propios proyectos, de tener tus propios espacios, de elegir tus cosas favoritas. No, el amor no es, nunca, esclavitud.

  • El amor siempre nos va a llevar a crecer. Cuando hay amor propio y se está con una pareja madura, la relación se vuelve un espacio de apoyo mutuo, de retroalimentación, de incentivos, de análisis, ¡vaya!, de crecimiento que no se estanca.

  • El amor es humano, imperfecto, cambiante, dinámico, evolutivo, pero siempre capaz de adaptarse y aceptar los cambios que ocurran, tanto en una misma como en la pareja. Dado que, con el paso del tiempo y las circunstancias, vamos siendo diferentes, así también la expresión del amor, nuestro actuar, nuestra identidad y, con ello, la relación.

  • Al amor se le atribuyen muchas características: pasión, deseo, desenfreno, locura. Pero todas éstas son temporales y efímeras. El verdadero amor se construye con pilares como la confianza, el respeto, la corresponsabilidad, el diálogo, la aceptación de las diferencias, la honradez, etc; que, al final, todas ellas, nos deben llevar a una vida en paz. El amor es paz.


Si bien el amor puede parecer un tema complejo, la realidad, es que es la base de una mejor sociedad. Si somos capaces de construir una sociedad basada en el amor, en el verdadero amor, no en el amor romántico de la televisión, la poesía o las canciones, sino en el amor que se construye con la razón, la voluntad y la libertad, definitivamente, el mundo sería otro totalmente.


Ámense, porque cada una de ustedes es lo más valiosa que existe. Recuerden que no están solas; hoy más que nunca deben apoyarse como mujeres y crear lazos, redes. Ustedes son, y siempre serán, su propia prioridad. Por favor, comprendamos que la violencia no es normal y mucho menos justificada. Nadie, absolutamente nadie, se merece vivir en un entorno violento. ¡Basta ya!


El amor es la respuesta.

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