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¿Qué hacer para evitar el suicidio?


Hablar de suicidio es tocar uno de los temas más complejos que existen en el mundo. Complejo, en el sentido de las variables que pueden intervenir para que dicho evento se presente.


Desafortunadamente, en un afán explicativo, algunas veces se dan perspectivas reduccionistas que pretenden explicar desde una, o pocas variables, las circunstancias que llevaron a una persona a cometer el acto suicida.


"Porque tenía problemas económicos, porque terminó con su pareja, porque tenía depresión". Si bien, estos ejemplos son factores que pueden contribuir a ello, no necesariamente explican en su totalidad la razón por la que alguien consuma o intenta el suicidio. Y esto es importante entenderlo, porque si queremos realizar lo posible para prevenirlo, hay que abordarlo desde la amplitud que el tema concierne.


Los suicidios se pueden prevenir. Esta es una frase que debemos tener presentes siempre. La gran mayoría de los suicidios son evitables, pero se requiere el compromiso de toda la sociedad. Es un trabajo que involucra a todas y todos: gobierno, escuelas, familias, instituciones religiosas y culturales, economía, profesionales de la salud y de la salud mental, líderes de opinión, instituciones deportivas, entre muchos más. Cada área podrá desarrollar estrategias que, en conjunto, generen mecanismos de protección frente a la desesperanza que presenta una persona que piensa en el suicidio como una alternativa para "aliviar" su sufrimiento.


¿Qué podemos hacer para evitar un suicidio? Sin pretender ser simplista, podríamos trabajar desde dos vertientes: identificar los factores de riesgo para intervenir y fomentar los factores de protección para prevenir. Ambos elementos nos podrían dar una perspectiva un poco más global para atender esta problemática mundial.


¿Cuáles son los factores de riesgo y qué podemos hacer para intervenir?

  • Sufrir de alguna condición emocional o trastorno psiquiátrico: Debemos dejar atrás la estigmatización y el señalamiento como personas "locas" o débiles a quienes busquen ayuda. En la medida que promovamos la atención profesional a la salud mental, evitamos factores que contribuyen a la presencial del acto suicida. Es importante aclarar que no toda condición emocional ni psiquiátrica es determinante para que el suicidio se presente, pero la falta de apoyo para su atención puede maximizar el sufrimiento de quien lo padece.

  • No contar con redes o tribus de apoyo: Desafortunadamente, a nivel social, estamos creciendo en un entorno cada vez más individualista. Esto evita la construcción de vínculos con nuestro entorno, llevándonos al aislamiento, la desconfianza, al rechazo, la discriminación, etc. Por ello es importante incentivar espacios deportivos, culturales, educativos, religiosos, etc., donde se priorice la importancia de la unidad, la comunión, el trabajo en equipo, el respeto, la integración, la paz, la compasión. En la medida que estos espacios promuevan dichos valores, se podría reducir la sensación de soledad y aislamiento.

  • Entornos culturales represivos y violentos: Es de todos y todas conocido que vivimos en un cultura machista y ésta se caracteriza por la represión y el control a través de la violencia. El machismo no únicamente daña a la mujer, sino al entorno social en general, ya que, habrá que recordar que los hombres son, alrededor del 70 - 80 por ciento de quienes consuman el suicidio, lo cual nos lleva a cuestionar el por qué de ello. Una de las explicaciones proviene de este entorno que incentiva a reprimir lo que se siente. Para ello, es importante deconstruir esta perspectiva tan dañina para la sociedad e incentivar espacios donde sea válido y necesario expresar emociones, independientemente si se es mujer u hombre.

  • Consumo de alcohol y/o sustancias adictivas: El consumo de alcohol y de otras sustancias adictivas, contribuyen a la posibilidad de que se presente un acto suicida. Por ello, es de relevancia desarrollar políticas que verdaderamente impacten en la atención a las adicciones y fortalecer nuestros entornos familiares y sociales que alejen a las personas de su consumo. Un entorno familiar sano siempre será un factor de protección ante muchas problemáticas sociales.

  • Desesperanza: La desesperanza se puede presentar por muchas razones, desde cuestiones económicas, de relación de pareja, laborales, vivir una experiencia traumática o violenta (abuso sexual, secuestro, etc.), una pérdida familiar, entre otras. Construir, desde diferentes vertientes sociales, espacios donde se brinde apoyo económico, material, emocional, ayudará a evitar que el sentimiento de desesperanza se presente, y ayudará a ver que, aún, a pesar de todo, siempre existen alternativas para seguir.

Y, ¿qué factores de protección podemos maximizar para contribuir a la prevención del suicidio?

  • Perspectivas sobre el amor mucho más sanas: Crecer con una idea del amor pleno y el amor propio, que incluya la autoestima, la autovalía, el autorreconocimiento, el no apego, el vínculo profundo, la resolución adecuada de las diferencias, será un factor de protección que ayudará a evitar que el acto suicida se presente.

  • Cultura de respeto y de paz: En la medida en la que existan entornos donde se vive una cultura de paz (familias, escuelas, hospitales, centros religiosos, áreas laborales, etc.) menor será la probabilidad de que se presente una acción suicida, ya que se minimizarían o eliminarían la discriminación, el prejuicio, la estigmatización, la culpabilización, entre otros.

  • Propósito de vida: La importancia de desarrollar perspectivas que construyan la idea de un propósito o un fin significativo de la vida en cada persona, contribuirá significativamente a maximizar la capacidad de afrontar obstáculos y dificultades, contribuirá a la resiliencia, y a la aceptación de las diferentes circunstancias de la vida.

  • Vida saludable: Incentivar hábitos alimenticios saludables, el ejercicio, el sueño necesario, hábitos de higiene y de canalización emocional, ayudará a la salud física y emocional de cualquier persona, y será, también, un factor de protección frente a la conducta suicida.

  • Promover el arte y las prácticas contemplativas: El arte ha demostrado ser un excelente canal de expresión emocional, por ello, incentivarlo en las personas (sea dibujo, pintura, baile, canto, escultura, etc.) será una excelente forma de prevenir el suicidio. Y si, además, se crean espacios de práctica contemplativa (oración, meditación), tendremos alternativas para canalizar nuestras emociones.

Cada una de estas estrategias y acciones contribuirá a la prevención y atención de esta problemática social. Cada acción, por mínima que sea, ayuda a su la disminución.


Evidentemente, no son todas las alternativas para atenderlo, cada quien, desde su iniciativa, podrá desarrollar las que considere pertinente, sin olvidar que, en la medida que más actores y actrices sociales intervengan, mayor impacto real se tendrá en ello.


Cierro este espacio con una frase dicha por un experto en el tema y que me ha agradado en sobremanera: el suicidio no es culpa de nadie, pero es responsabilidad de todos y todas.



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