Desgraciadamente, los indicadores de la presencia del bullying (acoso escolar) van en aumento, muy a pesar de las diversas estrategias que los colegios implementan para su disminución. Tan común empieza a ser, que dentro de nuestro lenguaje coloquial, es ya un término ampliamente utilizado para describir cierto tipo de relaciones... y eso me preocupa.
Nos estamos acostumbrando, y peor aún, normalizando conductas violentas dentro de nuestros colegios. Afirmaciones como: "a todos nos ha pasado, servirá para que puedan aprender que la vida es dura, los ayudará a que sean más fuertes, sólo así aprenderán a defenderse", se hacen presentes en la creencia de muchas madres y padres de familia, y en algunos colegios.
El acoso escolar es un fenómeno que se ha perpetuado en nuestra sociedad desde hace mucho tiempo, sin embargo, ante el impacto que éste está teniendo en la sociedad es que nos estamos enfocando en su atención.
¿Pero qué es el bullying?
Muchas personas confunden el bullying con cualquier tipo de conflicto que un escolar tiene con algún compañero, sin embargo, el acoso escolar tiene ciertas características muy particulares que determinan su presencia:
Es un comportamiento agresivo, es decir, tiene todo la intención de hacer daño, de minimizar, de desvalorar; realizada por alguien que ostenta mayor "poder" hacia alguien considerado "débil".
Es premeditado y no azaroso, ya que focalizan las agresiones hacia una sola persona o un grupo en particular.
Particularmente, es una acción que se mantiene constante en el tiempo, ya que es continuo.
Con estas características podemos diferenciar entre acciones de juego o de conflicto entre pares y el bullying. No podemos obviar el hecho de que es algo que sucede constantemente ¿Por qué estoy haciendo énfasis en esa característica muy particular?
Porque dada la presencia continúa de la agresión, el impacto a nivel emocional, psicológico (y social) es grave, al grado de que la persona agredida podría optar por el suicidio como una salida ante el constante acoso sufrido.
El bullying requiere la presencia de distintos actores para su permanencia:
Los agresores.
Las víctimas.
Los testigos o espectadores.
El agresor o agresores suelen presentar poca o nula tolerancia a la frustración, además de estar acostumbrados a obtener lo que quieren a través de la violencia, suelen tener alta impulsividad y, entre otras cosas más, no suelen contar con empatía.
Por otro lado, la víctima suele estar asociado a una imagen de debilidad, sea ya por constitución física, por no formar parte de algún grupo que lo apoye (y lo proteja), o por ser considerado diferente a la generalidad del grupo, entre factores.
Como he mencionado, existe un tercer actor que se hace presente, que puede estimular la presencia del bullying o bien, reprimirlo: los testigos. En ellos se ha empezado a centrar algunas estrategias de prevención, ya que, según algunos estudios, han demostrado ser una variable relevante el acoso escolar.
¿Y cómo podemos prevenir a nuestros hijos contra el bullying?
El bullying es un tema complejo, por lo que debe atacarse en forma multifactorial.
Un menor que es agresor/a suele vivir (aunque no en todos los casos) en un entorno donde la violencia forma parte de su cotidianidad, por lo que habrá que contenerlo y enseñarle modos distintos de interacción con el entorno. En ciertos casos, es falto de afecto, por lo que será importante asignarle un tutor o una figura que pueda fungir como monitor, no únicamente conductual sino afectivo.
Y esto, es sumamente importante, ya que la necesidad afectiva se ha hecho evidente en diversos casos de abordaje del bullying, por lo que esta variable habrá que considerarla en los procesos de acompañamiento de los agresores.
Ahora bien, en relación a las víctimas, éstas tienden a estar relacionadas a baja autoestima, inseguridad, debilidad emocional - y, en ocasiones, física -, a no contar con un grupo de referencia, a sentirse diferentes, entre otros factores.
En el caso de las víctimas hay que trabajar el empoderamiento, el reconocimiento del valor que tienen como personas, enfocarse a mejorar sus habilidades sociales, en generar una seguridad en sí mismos. Mientras se realiza un proceso de acompañamiento y la que es señalada como víctima va desarrollan estas capacidades, debe ser protegido.
Por último, no podemos olvidar a los espectadores, quienes influyen significativamente en el desarrollo del bullying, ya que tienden a estar influenciados por una cultura de la violencia o de la poca solidaridad, donde se estimula la idea de que "si no es problema de uno, no hay que meterse".
No, definitivamente no. Es verdaderamente necesario romper con este paradigma, necesitamos recuperar nuevamente la sensibilidad y la solidaridad, ser de nueva cuenta una sola comunidad.
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