Durante mis años universitarios pertenecía a un grupo de formación, del cual, recuerdo, que nos repetían mucho una frase atribuida a un santo: "Ya en el cielo descansaremos, ahora hay que trabajar". Pero, no nos vayamos a frases de santos, en la misma cultura popular tenemos una: "el tiempo es oro, por eso no hay que desperdiciarlo". Pero habría que preguntarnos qué significa desperdiciar el tiempo. La respuesta común será: "no hacer algo productivo".
La realidad, es que estamos inmersas e inmersos en una visión materialista y consumista del mundo, donde hay que "producir" para poder adquirir lo que necesitamos y "merecemos". Porque estamos en este mundo "para disfrutar de todo lo bueno", y no hacerlo, sería no haber aprovechado el tiempo.
El ocio es para personas que no tienen nada qué hacer, para personas "sin oficio ni beneficio". "Siempre hay algo qué hacer". Una madre (o un padre) nunca descansa. Al final, siempre corriendo, siempre ocupados y ocupadas, siempre haciendo algo, y sintiéndonos culpables de "haber perdido el tiempo" en redes sociales, o viendo una película o simplemente descansando.
Producir, producir, producir. El internet está inundado de estrategias para ser más productivo. Pero, ¿para producir qué? ¿Cuál es el sentido de tanta productividad?
Al final qué sucede, una sobrecarga de pendientes y cosas por hacer y mucho, ¡muchísimo sentimiento por culpa! por no haber terminado lo que se pensaba hacer.
¿Y entre tanta productividad dónde queda el descanso? Y cuando me refiero al descanso, quiero decir, al verdadero descanso: al parar y no hacer, literalmente, algo; hacer nada... bueno, sólo respirar.
Lo pongo claro, porque confundimos descansar con estar en redes sociales, planear viajes, ver una película, leer, hacer algo, que al final, nos lleva, poco a poco, a las tareas que, en teoría, queríamos dejar de hacer. ¿No les pasa que cuando estás descansando, en algún punto aparecen en la mente los "millones" de pendientes que podrías estar haciendo en lugar de descansar? ¿Y al final no terminan dejando el celular, o la película, a un lado, con arrepentimiento y culpa por no haber aprovechado ese tiempo?
En mundo "productivo", descansar es "incorrecto".
Debo reconocer que no estoy de acuerdo, del todo, con el título de la reflexión, pero le puse así para captar la atención. El descanso, si bien, sí nos permitiría tener una mejor productividad, la realidad es que lo estaríamos direccionando al mismo sentido de producción. El descanso se vuelve, entonces, una actividad suplementaria al producir. Descansamos sólo porque eso nos permitiría hacer más. Y, claro, a estas alturas, no por ahí va el enfoque.
No quiero que se quede la idea de que lo importante es la producción, sino, que el descanso es, por sí mismo, importante, que, de forma muy desafortunada, hoy queda relegada a ser algo que tenemos que hacer, porque no queda de otra; cuando, en realidad, es algo que tan importante para nosotras y nosotros, porque sí, porque nos ayuda a estar mejor y a ser mejores.
No, no les pondré los cientos de estudios que se han hecho para demostrar los beneficios. Los podrán encontrar muy fácilmente en internet. Lo que sí les invitaré a reflexionar y a cuestionar, son las ideas que nos orientan hacia la productividad y que nos hacen interpretar al descanso como un mal necesario o como algo que nos ayudará a producir. No, el descanso es necesario porque sí, porque descansar es también buscar esa paz que nuestra mente y cuerpo necesita.
Así que, descansa, descansa porque sí. Detente, bájate de la vorágine del mundo. Camina, siéntate, aunque todas y todos estén corriendo. Construye tu felicidad en el descanso, en la paz.
Porque la felicidad la encuentras en la paz y calma mental, no en la productividad. ¿Por qué crees que produce tanta infelicidad la falta de productividad? Porque terminamos definiéndonos en función de ello. "Si produzco más, valgo más, me reconocen más".
Que quede claro: no estoy afirmando que no hagamos actividades que nos ayuden a obtener lo necesario para subsistir. Lo que me gustaría que quede claro es que orientarnos tanto al producir nos lleva a interpretar aquellas actividades "alejadas" de esto como negativas, dañinas o "pérdida" de tiempo, lo cual, a la larga, nos produce malestar emocional, aflicción y sufrimiento.
Hoy escribo esta reflexión en domingo, el día que hemos construido socialmente, como de descanso. Así que te deseo justo eso, un verdadero descanso, alejado de la idea de productividad.
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