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¿Cómo afrontar el duelo y la pérdida de un ser querido?

Actualizado: 26 abr 2018


Perder a una persona significativa en nuestra vida trae consigo una serie de emociones que no siempre podemos entender y mucho menos manejar. ¿Qué hacer en esas situaciones? ¿Cuál es la mejor manera de vivir esta experiencia?


Lo primero que tienes que saber es que vas a pasar por diferentes estados emocionales, actitudinales y conductuales que, en su conjunto, se conocen como ETAPA DE DUELO, y todas aquellas personas que sufren una pérdida pasarán. Algunas las vivirán más intensamente que otras, pero lo más recomendable es experimentar cada una de las fases para cerrar un ciclo y renovarte.


Claro está que hay de pérdidas a pérdidas. Hay pérdidas que, hasta cierto punto, son esperadas, por lo que la etapa de duelo se habrá experimentado desde tiempo antes y uno se va preparando con días, semanas, meses e incluso años antes. Estas suelen estar relacionadas con la edad, por ejemplo, cuando fallece alguno de nuestros abuelos o personas mayores cercanas; o con enfermedades degenerativas, que una vez dado el diagnóstico, vamos notando un declive y esto nos va acercando al inevitable final.

Pero no todas las pérdidas son así, ya que están las inesperadas, que emocionalmente, suelen ser más difíciles de afrontar, dado que se presentan como una enfermedad repentina y fulminante, un accidente o por violencia de algún tipo.


Es muy importante resaltar que nuestras CREENCIAS SOBRE LA MUERTE aportarán consuelo o desesperanza a la forma en cómo afrontemos esta etapa de duelo, sin embargo, desgraciadamente, en nuestra sociedad actual, se evita y se tiene como tema tabú el dialogar sobre la propia muerte o la muerte de seres queridos.


Las etapas de duelo por las cuales las personas suelen pasar al perder a un ser querido son las siguientes:

  • SHOCK: Etapa de primer impacto, al enterarnos de la posibilidad de muerte o de la muerte de un ser querido. Solemos estar como "fuera de nosotros", incrédulos ante la noticia.

  • NEGACIÓN: Etapa durante la cual, psicológicamente, nos oponemos a la realidad, la negamos o actuamos como si esta no existiera. Si la persona ya falleció, actuamos como si simplemente estuviera ausenta, pero se conserva la esperanza de su retorno.

  • ENOJO/FRUSTRACIÓN: En esta etapa surge toda la expresión emocional que ha sido acumulada en un tiempo. Todo nos genera enojo. Mostramos frustración ante la vida, nuestras creencias, arremetemos, incluso, contra valores elementales de nuestra vida o contra seres queridos que se mantienen cercanos.

  • TRISTEZA/DESAMPARO: Una vez que nos hemos desahogado, solemos caer en un estado de desamparo y tristeza, la vida se ve gris y sin esperanza, lloramos, nos lamentamos e incluso nos podemos sentir culpables, sea porque no hicimos nada para evitar la pérdida o por algún tema pendiente con la persona que falleció.

  • NEGOCIACIÓN: En esta etapa buscamos desesperadamente alguna alternativa que evite o componga la pérdida. Si la persona querida está en etapa terminal, buscamos información novedosa, la opinión de otras personas, negociamos con la vida o con alguna divinidad, incluso podemos buscar alternativas poco ortodoxas, con tal de evitar la pérdida, como la búsqueda de pócimas mágicas, brujos, curanderos, o cualquier cosa que nos provea la posibilidad de un milagro.

  • ACEPTACIÓN: La última de las etapas de duelo es integrar y aceptar la pérdida. Suele estar acompañada de perdón y gratitud. No es que la pérdida ya no duela, sino que podemos continuar nuestra vida sin que el recordar a nuestro ser querido nos invalide.

Si bien se presentan estas etapas en forma secuencial, las investigaciones sobre el tema afirman que una persona puede vivir de diferentes maneras las distintas etapas, tanto en intensidad, duración, así como en la forma en cómo se presentan, ya que en ocasiones podemos pasar del enojo a la negación, o de la negociación al enojo, pero al final, cuando se ha vivido la etapa de duelo completa, se llega a la aceptación.


¿Qué hacer frente a la pérdida de un ser querido?

  1. Permítete EXPERIMENTAR las etapas de duelo. Definitivamente no es algo que se disfrute, pero es algo que es necesario vivir. Reprimir nuestras emociones no ayudará a superar la pérdida, sino todo lo contrario, nos podrá causar afectaciones a largo plazo, no únicamente a nivel psicológico, sino también a nivel físico.

  2. Realiza actividades de RECREACIÓN, las cuales servirán para canalizar ciertas emociones, como por ejemplo bailar, practicar alguno deporte o ejercicio, practicar repostería, aprender algún nuevo idioma, salir a divertirte. Sé que no tendrás las mínimas ganas para hacerlo, pero es importante que las realices. Poco a poco irán aportando bienestar a tu ser.

  3. Mantente activo SOCIALMENTE, especialmente con amigos y personas que no estén mostrando lástima, sino amigos que puedan acompañarte en el proceso de recuperación ante la pérdida. El dicho popular es muy cierto: las penas compartidas se dividen en dos.  Sal con amigos/as, a fiestas, a eventos sociales. Encerrarte no ayudará en absoluto.

  4. PERDONA Y PERDÓNATE. En mi experiencia profesional acompañando procesos de duelo, me he percatado que una de las razones por las que una persona se mantiene anclada a la pérdida es porque siente culpa y rencor. Esta culpa y rencor puede estar dirigida hacia la persona fallecida, hacia los médicos tratantes (o en el caso de muerte por violencia, la persona causante), hacia uno mismo (por no poder hacer nada para evitar el deceso), hacia la vida misma, etcétera. Hay que perdonar para soltar. Perdonar es dejar ir aquello que nos lastima.

  5. Muestra GRATITUD hacia la vida y hacia los demás por haber tenido la fortuna de conocer a la persona que falleció. Quizás fue poco o mucho tiempo, pero esa persona aporto a tu existencia e influyó para que tú seas como eres. Enfócate en lo positivo de esa experiencia. Verás que el ser agradecido ayudará a ir aceptando la separación del ser que amas y que ahora se ha ido.

No olvides comer equilibradamente, escribir un diario, decidir qué hacer con las pertenencias de tu ser querido (te recomiendo donarlas), seguir haciendo tus actividades cotidianas, estar también al pendiente de cómo se encuentran las otras personas, hacer meditación, establecer nuevas relaciones, explorar tu aspecto trascendente, enfocarte en nuevas metas, y otras acciones que contribuyan a vivenciar esta parte de nuestra existencia que todos afrontaremos.


Bien decía Viktor Frankl: "sólo la muerte da sentido a la vida", es decir, la conciencia de nuestra finitud nos confronta con lo que actualmente estemos haciendo con nuestra existencia.


Si estás pasando por una pérdida, recibe mi más sinceras condolencias. Confío en que vivas de la mejor manera tu duelo para que, cuando llegue tu momento, llegues a la aceptación, la gratitud, el perdón.

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